¿Qué es un cuento? ¿cómo se cocina? ¿con qué se come?

Algunas sugerencias para empezar a escribir.

• Antes que nada trata de leer cuentos, descubre el placer de la lectura. Después comienza a escribir sin pretender ser escritor. Cualquier persona puede escribir un cuento o un poema, sin ser escritor, como cualquiera puede cantar en la regadera. Escribir para un niño o una niña es un juego divertido en el que se aprende a comprender y a sentir mejor la vida, además de que nos ayuda mejor que nada a expresar nuestros sentimientos, ideas y a dialogar con los demás, porque escribir también despierta nuestra capacidad para observar, escuchar a los demás, analizar mejor sus razones y sentimientos.
• Las características de un cuento que mencionamos no son reglas sin las cuales no se puede llegar a una narración. En general así es, pero de ninguna manera “tiene” que ser así. Si te diviertes contando una historia a tu manera, obtienes muchos de los resultados que ya mencioné. Incluso es posible iniciar con el final y después de haber comenzado a contar como llegó el personaje a ese momento, abandonar la narración en su punto culminante y sugerir al lector que él mismo se imagine como el personaje llegó a ese desenlace con el que tu comenzaste tu texto. Así como esa, cualquier locura que se te ocurra es buena, si nace como consecuencia del placer que hayas desarrollado por el hábito de leer y de escribir. Tómalo como un juego en el que, además de aprender mucho, te diviertes.
• Te sugiero que al comenzar no pienses demasiado. Deja que tu mano y tu mente fluyan, que vayan cayendo las palabras sobre la hoja. Ríete de tus ocurrencias, escribe lo que se te venga a la mente. Camina por el sendero de la espontaneidad, ríete de las tonterías que escribas. Jamás te censures. Después escoges lo que te parezca mejor. Juntando pedacitos de aquí y de allá, verás que llegas a descubrimientos que te van a sorprender.
• Deja hablar a tus personajes. Permíteles que discutan contigo, que planteen otras soluciones, que no estén de acuerdo con el destino que tú les trazaste. ¿Tuviste un amigo invisible? Pues así dialoga con tus personajes. Incluso tú les puedes hacer preguntas a tus personajes.
• Jamás te preocupes con escribir un “buen” cuento. En un primer momento lo que importa es que sientas placer al escribir, así como sientes placer al leer o oír un cuento. Puedes escribir por diversión o bien porque hay alguna sensación adentro de tu pecho que quisieras trasmitir a los demás. O simplemente porque se te ocurrió una historia o porque tienes ganas de protestar contra alguna injusticia de la que fuiste víctima, pero contra la que no pudiste reaccionar. O digamos que tu equipo perdió el partido más importante del año frente a su gran rival. Eso te partió el corazón, te pusiste de malas. Excelente tema para desahogarlo sobre el papel o en la computadora.
• Cuando tengas una idea, nunca te califiques de “bien” o “mal”. Si no te gusta, ríete; si te gusta un poquito, comienza por dejarla que vuele. Algo que al principio puede parecer tonto, puede transformarse en un buen texto. Una idea jala otra y de repente ahí está, delante de tus narices, el precioso material donde menos lo esperabas.
• Un secreto: los cuentos nacen de algo que rompe la rutina. Algo, por muy insignificante que sea, que cambia la rutina. Puede ser la llegada de un gato o de un pariente lejano, o un ladrón y tantísimas otras eventualidades como una enfermedad, un resbalón o una mosca que no me dejó hacer la tarea. Esos detalles pueden provocar situaciones inesperadas, alteraciones en la manera de comportarse de las personas.
• En un cuento no hay límites de ningún tipo. Puedes crear el mundo que quisieras, puedes construir vidas y más vidas, vivir aventuras y compartirlas. Prueba. Te vas a divertir.