Lírica infantil y sociedad moderna.

Por Camilo Albornoz

La lírica infantil tradicional necesita estar presente en la nueva era del internet. Además de colaborar en la educación infantil, le permite asimilar el carácter de su cultura.

Ahí se pueden observar las coincidencias y los desencuentros de quienes la conformaron. Por medio de la lírica, la niñez puede asimilar las diferencias culturales entre las distintas regiones que conforman su país, desde los mayas hasta los españoles. Cantar y jugar con estos elementos de lenguaje, con estas alusiones históricas, con este sentido del humor, con esta musicalidad, acercan niño y niña a una comprensión de su identidad cultural, los induce a quererla, estimula y forma en este sentido. Todo ello aparte de los beneficios intrínsecos que hay en estos juegos y canciones por lo que se refiere a las necesidades de desarrollo de cada etapa de la infancia, aspectos formativos que difícilmente encuentran sustitutos o una digna continuidad en sus equivalentes líricos actuales.

En varios sentidos, el ritmo de la vida actual así como sus valores, se oponen al espíritu de la lírica. En realidad esta es la primer barrera para su rescate, pero justamente en esta dificultad también radica la razón más importante para que luchemos por la difusión de la lírica infantil tradicional. Nada más opuesto a la lírica que el consumismo, la prisa y las relaciones humanas basadas en una pantalla. No planteo el uno por el otro. Sin embargo es evidente el daño para el desarrollo infantil si naufragamos en la cultura virtual y homogeneizada.

Hoy en día muchas madres no tienen tiempo ni ánimo para cantar a su bebé, aparte de que esa forma de relación con el hijo ya es extraña a su cultura moderna. El trabajo y la televisión no dejan espacio en su cabeza para disfrutar al hijo e introducirlo a la educación de su sensibilidad por medio de canciones y juegos. Ella misma ha perdido la capacidad de disfrutar las viejas canciones de nana, si es que recuerda algunas. Hoy en día es ya una ficción la figura de un abuelo o de algún otro miembro de la familia, que cuente cuentos a los niños. La importancia que tenía el anciano en la formación de los criterios familiares, es mínima o casi nula especialmente en las grandes ciudades. Cabe subrayar que es justamente en la provincia donde más se ha conservado la lírica tradicional. Mientras más grandes las ciudades, mayor el olvido de viejas canciones y juegos y menor la participación del anciano como elemento activo de la sociedad. Cabe destacar que justamente la lírica es determinante en la formación de un primer lector.

Nuestra época está marcada por los sellos del consumo, la inmadurez el egoísmo y también el fundamentalismo religioso y la radicalización política de derecha en su peor forma, la segrega, discrimina y odia ao otro sea por la diferencia que sea.No hay mayor placer que el consumo y el placer se confunde con felicidad. Cada uno de los individuos de esta masa, ve en el prójimo, es decir en su vecino, en su compañero de trabajo, un potencial enemigo al necesita suplantar. Lógica que se extiende a naciones, razas, credos, etc. En este marco de referencia que los medios de comunicación se encargan de reforzar día con día, se consolida un prejuicio que agrava el rasgo de inmadurez de nuestra sociedad actual: lo viejo no sirve; lo nuevo es lo que cuenta. Los viejos son un estorbo; en cambio los jóvenes "producen” con mayor eficacia y están dispuestos a enfrentarse a todo para poder comprar todo lo que se les ofrezca. Impera así una lógica de felicidad acumulativa, mas no cualitativa. Sopesar, analizar, cuestionar, dudar del camino en general que estamos tomando, es algo que en la mayoría de las veces llega incluso a molestar. Esta es una de las razones por las que hemos dejado de leer.

No solo por lo que respecta a los niños, sino también por lo que se refiere a los adultos, la lírica infantil y las leyendas de la tradición oral son un excelente territorio para luchar por el rescate de la sensibilidad del niño y de la comunicación en la familia, especialmente en lo que concierne a la capacidad de padres y abuelos de disfrutar la presencia de los niños y, por parte de estos, el reconocimiento de los adultos como depositarios del más Importante de los oficios: vivir. Tener una madre, un papá, un abuelo y una abuela sabios en estos avatares, no es cualquier cosa para un niño. Es motivo de orgullo y de placer. Estos familiares suelen dejar un recuerdo que nos ofrece un parámetro sobre lo el placer de descubrirse parte de una cultura.No estamos planteando que los juegos y las canciones tradicionales sean la panacea para resolver los problemas infantiles cuya gravedad va desde la desnutrición, hasta la falta de estímulos educativos adecuados, pasando por una deficiente formación afectiva en el mundo entero. Se trata simplemente de retomar la mayor herencia lúdica que fue tejida a través de los siglos, para la poética infantil y además específica para los centros de interés de cada una de sus etapas de desarrollo, desde que es un bebé hasta el momento en que abandona su Infancia. Súmese a esto la socialización unida al concepto de hermandad de los juegos y canciones que lograron sobrevivir a través de los siglos.

Ese gran legado de tantos poetas y músicos, así como niñas y niños que lo fueron transformando de acuerdo a su criterio muy particular de juego, ese invaluable legado, está cayendo en el olvido, no porque esté superado, no porque no sea del interés de los niños, sino simplemente porque los valores, y entre ellos el lenguaje, que maneja se enfrenta o no encaja en los objetivos de la sociedad de consumo, circunstancia que no tiene absolutamente nada que ver con el gusto natural de los niños, como lo hemos podido constatar miles de veces en nuestros talleres en escuelas primarias o presentaciones al público en general. Niñas y niños repiten canciones movidos por la identificación con un estilo, pero cuya temática nada tiene que ver con ellos: canciones románticas, violentas o de sobrevaloración del dinero y del sexo.

Para el niño mexicano o de origen mexicano que se encuentra en Estados Unidos, todos estos argumentos que hemos ventilado, se multiplican. Las características generales de la sociedad norteamericana aunadas a las difíciles condiciones económicas de los mexicanos que emigran, agravan la marginación cultural de esta infancia.

El conocimiento de esta parte de nuestra herencia aumenta la autoestima al descubrirnos como parte de este acervo cultural. El medio en el que se encuentra es apabullante y se enfrenta con frecuencia a las manifestaciones culturales del niño, como es el caso del rechazo del español en la gran mayoría de las escuelas. El profundo conocimiento del idioma de origen, no limita un individuo; amplía su visión del mundo.

Juegos, canciones y coplas de la lírica nos brindan un amplio apoyo para nuestra formación como primeros lectores a partir de un marco cultural donde el lenguaje nos da una referencia lúdica y una foram que nos caracteriza como cultura.

La sonoridad de un idioma, no se aprende tanto con la gramática, como con el ejercicio creativo y lúdico de la palabra. Hay muchísimos ejemplos en los diferentes idiomas de juegos y canciones que con el tiempo van perdiendo su coherencia lingüística en favor del juego verbal. Es el descubrimiento del placer sonoro del lenguaje, del ritmo y de las tonalidades e inflexiones propias de cada idioma. En más de un sentido, cantamos cuando hablamos.

El universo infantil se encuentra inmerso en una poética de cierta forma extraña para nosotros y a la vez maravillosa. El poeta y el músico les heredan algo y ellos lo transforman a partir de los centros de interés propios de las diferentes etapas infantiles y de la intuición de madres, abuelas y artistas relacionados con la infancia.

Las palabras y los conceptos se metamorfosean mediante mecanismos que se nos olvidan cuando crecemos. No hay una lógica ni siquiera de fantasía; tal vez pudiéramos hablar de la lógica del placer deslindada de cualquier objetivo estético, motivadas solamente por el juego sonoro o las imágenes graciosas que se puedan suscitar.

Hoy estamos a punto de romper este eslabón de la tradición oral que se tejía entre la madre y sus hijas e hijos, entre abuelos y nietos; este eslabón por el que se trasmitía el gusto por la vida a partir de nuestra herencia cultural.

Este es resultado de nuestra civilización ciega frente al futuro, sorda a las lecciones del pasado y muda ante las atrocidades del presente. Los invito a rescatar este pasado, a escuchar tantos cuentos y canciones hermosos.

Tres sencillas recomendaciones:

1

El CONAFE cuenta con excelentes narradores y un registro estupendo de diferentes manifestaciones de la lírica infantil de distintas regiones de México.

2

El libro Lírica Infantil de México de Vicente T. Mendoza, del Fondo de Cultura Económica. Vale mucho la pena tener este libro. Todos los juegos vienen acompañados de una sencilla partitura con la melodía de la canción.

3

Mama Lisas’s World. Por favor visiten este sitio. Por cierto, tienen una invaluable recopilación en línea acompañado con midi, videos, textos, traducciones y partituras con la melodía. Para aquellos que están estrenando bebes es oro molido con joyas del mundo entero. Es un baúl de encantamiento que ustedes van a disfrutar durante años. (Saluden a Monique Palomares de nuestra parte. Además de todo lo anterior, es una linda persona)

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