Erase que se era
El texto nació del sector más travieso del salón de quinto grado de la escuela Progreso Campesino. Nosotros le echamos candela y a los demás les encantó y a petición colectiva se hizo este juego que esperemos les haya gustado.
Si es así, y quieren conocer el libro que acabamos de hacer en la escuela progreso campesino, visita nuestro sitio donde lo encontrarás en la sección de libros y discos, junto con otras sorpresas: www.mojiganga.org. La sessión para niñas y niños se titula…Niñas /Niños@transformar .
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ÉRASE QUE SE ERA
Juguete poético escrito en complicidad con Cristian Yedra, José de Jesús Francisco y Luis Ángel Abad.
Érase que se era un domingo
con unas ganas enormes
de no hacer nada,
de cerrar los ojos e imaginar,
imaginar e imaginar.
Que dos estrellas se enojaron
con una nube panzona
que lanzó un rayo sobre la cabeza
de una niña
que se quedó pelon,
pelona, pelona.
Otro rayo lanzó la nube
contra el pie de un maestro
que así se volvió el pirata
del ojo de vidrio
y de la pata de palo.
Pero el rayo más travieso
Se fue sobre las pompis
de doña Martha
que enojada
reclamó al director:
¡mis jeans eran nuevecitos!
Pero sus pompis, ya viejitas,
quedaron
nuevecitas
–le contestó el profesor–.
Las estrellas fulminaron a la nube
que se deshizo en un aguacero:
Lero lero candilero
dijo la nube, eso era lo que quería,
ya me voy con el gaitero.
Las estrellas decidieron
bajarse ellas también
a la tierra del huateque
disfrazadas de angelitos.
Llegaron a Milpa Alta,
a un expendio de pulque llegaron,
en Sal Lorenzo llegaron.
Un curado de piña se echaron
dos de guayaba
tres de tomate,
y veinte tacos de carnitas
con salsa de chile de árbol se echaron
Las estrellas se pusieron
una guarapeta celestial.
Alegres y cantarinas
Se fueron al circo
donde un domador perverso
ataba un búho sobre un camello.
El búho clava sus garras
En la joroba del camello
que corre, corre y corre.
El domador dispara su escopeta
contra la cola del camello
que brincotea enardecido.
Al ver tamaña injusticia
Tanta crueldad y alevosía
La hija del trapecista
Canta una canción budista.
La abuelita cocinera
es revolcada por el camello.
Al domador le gana la risa
y más cuetes echa.
La abuelita enfurecida
llama al príncipe lanza-cuchillos
pero el domador feroz
al príncipe desarma
y el príncipe raudo y veloz
escapa mientras declara:
¡más vale príncipe sacatón
que mil en un cajón!
Enojado con tamaña brutez
el payaso Santainés
lanza a su amigo ciempiés
contra el ojo del domador.
Pide ayuda el domador
a sus ranas y dinosaurios.
La hija del trapecista
llama a su papá,
que del trapecio se avienta
sobre el domador.
El camello lo patea,
El búho lo rasguña,
la abuela cocina las ranas
y el ciempiés a los dinosaurios devora,
devora, devora.
Entre todos se suben
a la motocicleta de la muerte
que dando vueltas en el cielo
llega al mar donde
choca con un surfista
que cantaba alegremente
yo soy como el chile verde, morena,
y como chile pasilla quedó.
En loca carrera entran
al castillo del rey mandilón.
Un bello y fornido burro
su arriero patea,
contento rebuzna:
Adiós, carita de arroz,
Con esta comparsa me voy.
Del castillo sale la princesa
con un traje de mujer maravilla,
la princesa al burro monta
alrededor del castillo cabalga
arreando al circo entero
hasta formar un gran baile.
Las dos comadres estrellas
se santiguan espantadas
¡Jesús bendito,
vayámonos de aquí!
Llevémonos al burro fortachón
por simpático y querendón.